Desde 1839 con la divulgación de la primera imagen captada a través de un lente, la fotografía más que un formato en el que se presenta una imagen, ha sido una disciplina, un arte que no va a desaparecer. Por el contrario, durante el siglo XX y lo que va del siglo XXI hemos asistido a su evolución y transformación.
Desde aquellas preciosas imágenes en blanco y negro desprendidas del daguerrotipo, hasta las modificadas por el photoshop, las fotos han pasado a hacer parte vital en nuestras vidas. En diferentes medidas, color, con tratamiento de laboratorios especializados o con la simpleza de lo captado por la lente, la fotografía, describe, cuenta historias, notifica, denuncia y celebra todo lo que acontece a diario en nuestro entorno social.
En los últimos años, hemos visto la masificación del uso de la fotografía. A día de hoy con una cámara medianamente buena ( sobre todo aquellas de las que disponemos en móviles, iPad y tablet, podemos considerarnos profesionales ; queremos compartirlas en nuestras redes sociales y presumir de ellas.
Todo esto es viable y muy aceptable. Algunas de ellas, seguro que pasarán a la posteridad, pero para que perduren es necesario que estén impresas sobre el papel. Definitivamente si queremos hablar de una fotografía en todo su esplendor, debemos referimos a la gráfica impresa, a la que podemos palpar y apreciar fisicamente.
Cuando una fotografía se recupera y se trastada del soporte digital hasta el papel o lona y cartulina, recobra calidad, sentido y belleza, resaltan los detalles y se conserva de manera segura para la posteridad. No hay biblioteca que carezca de archivos impresos que conserven las imágenes de esta manera, con el tiempo adquieren valor monetario y hasta son exhibidas en museos, por ser piezas originales y únicas.
Las fotos son además instrumentos de apoyo en la información, puntos decorativos y sirven como referencia a la hora de adquirir algún artículo, puede entonces decirse que ejercen su función en todas las áreas de la vida; adquiriendo con el tiempo cada vez más protagonismo; por esta razón es vital conservarlas y archivarlas en físico, de este modo no perderán importancia, vigencia y calidad, estarán al alcance del interesado por mucho más tiempo.
Nada más entrañable que hacer inmortal ese momento mágico del »si quiero» , de la entrega de tu título profesional, o el nacimiento de tu primer hijo, pero jamas estas hermosas imágenes tendrán el mismo sentido, sino están hechas en papel.
En los últimos años, la gráfica impresa ha recuperado terreno, saliendo del segundo lugar que durante mucho tiempo ha tenido en los »pen drive» y volviendo a los porta retratos de casa y de la oficina, a los carteles de fiestas de cumpleaños, a las invitaciones para bodas y a los cuadros decorativos de las habitaciones los más pequeños.
Es el momento de deleitarse resguardando tus recuerdos en los otrora infaltable álbumes fotográficos, los cuales han vuelto a las estanterías de las tiendas para dar el lugar que se merece a la fotografía, ese soporte impreso que nunca morirá.